En una finca muy en la montaña, una familia campesina salió adelante por su trabajo fuerte en el campo, hoy por hoy, se encuentran comercializando su café y mostrando cuál es la vida de los campesinos en las montañas, mostrando la berraquera y pujanza de los pequeños caficultores, que día a día, así haya lluvia, les toca salir a trabajar, subiendo costales llenos de café al hombro.
Es esta historia de una familia cafetera del Quindío, donde 7 hermanos salieron adelante gracias al sueño de su papá: no vivir lo que el vivió, una vida de jornalero, una vida de joven muy dura, donde no tenía familia, era un nómada; pasando de finca en finca por un plato de comida, donde empezó a fumar desde los 14 años y lo único que quería, es su paga para comprarlo los “puchos” y que a la final, gracias a una mujer, Sorley Velandia, logró estabilizarse en una finca llamada la Maizena en Pijao, Quindío. Don Alfonso, empezó a soñar en grande, gracias a su trabajo y esmero, y con un amigo muy cercano llamado por todos, Pacho, logro comprarse un Willys, unos caballitos y administrar una finca, logro sacar sus primeros hijos a estudiar, ellos caminando por una hora para ir al colegio, unos añitos más adelante, pudo vivir en Buenavista, y comprarse su propia finca, una muy caracterizada por sus flores Margaritas rodeandola.
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